Provenza

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Les Baux-de-Provence
© Max Labeille / Istock - Les Baux-de-Provence, en Provenza

Con el Mediterráneo en el horizonte y la garriga y las montañas de fondo, la Provenza ofrece mil experiencias diferentes, ya sea por sus embriagadores aromas, sus pintorescos pueblos o sus deslumbrantes ciudades patrimoniales.

Solo con pronunciar la palabra Provenza, un aire de verano se difunde en el aire con aromas de lavanda y el canto de las cigarras. Se podría agregar el olor a aceite de oliva recién exprimido. O, en invierno, la magia de los copos de nieve en la montaña Sainte-Victoire. Porque venir a Provenza es disfrutar todo el año de una dulzura de vivir única. Los paisajes pintados por Cézanne, como la Montaña Sainte-Victoire, también se revelan en invierno, cuando la naturaleza se regenera y recupera su tranquilidad. Desde pueblos y ciudades históricas hasta colinas perfumadas y espacios salvajes alrededor del mar Mediterráneo, la dulzura de la vida se respira en cada rincón de la Provenza.

¿Dónde ir en Provenza?: lo imprescindible para tu viaje

Pueblos, abadías y vestigios de la historia

Desde Vaison-la-Romaine hasta Arles, la Provenza conserva las huellas de su pasado antiguo. En Vaison, los mosaicos, las villas y las termas recuerdan la prosperidad galorromana. En Orange, el teatro antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, fascina por su imponente muro escénico. Más al sur, Arles despliega su arena y su anfiteatro, donde se perpetúa la tradición de los espectáculos en vivo.

El viaje continúa en Aviñón, donde el Palacio de los Papas domina el río Ródano. Esta vasta fortaleza gótica revela sus coloridos frescos y sus majestuosas salas en recuerdo de los nueve soberanos pontífices que vivieron allí. Más al este, en el Macizo de los Alpilles, el pueblo encaramado de Les Baux-de-Provence, clasificado entre los Pueblos más Bellos de Francia, impresiona por sus callejuelas empedradas, su castillo y las Carrières des Lumières, que proyectan obras maestras artísticas sobre inmensas paredes de piedra caliza.

A continuación, nos dirigimos a los emblemáticos pueblos del Luberon. Gordes, Bonnieux, Lourmarin, Lacoste o Ménerbes compiten en encanto con sus piedras rubias y sus panorámicas vistas de las colinas circundantes. En estos tranquilos paisajes de la Provenza, propicios para el recogimiento, surgen las abadías cistercienses de Sénanque y Thoronet, inscritas en el Patrimonio Mundial de la Unesco. 

Naturaleza con gran espectáculo

Venir a la Provenza también significa sumergirse en espacios naturales excepcionales: Subir al Mont Ventoux, el gigante de Provenza (1.911 metros), en coche, a pie o en bicicleta como un corredor del Tour de Francia, o explorar los espectaculares paisajes de las gargantas del Verdon, el mayor cañón de Europa surcado por aguas esmeralda... Sin olvidar (fuera de temporada) la Ruta del Ocre en Rosellón y Rustrel, conocida por su evocador nombre de Colorado Provenzal, en pleno Parque Natural Regional del Luberon, clasificado como Geoparque y Reserva de la Biosfera... A menos que prefieras descubrir la Camarga y sus vastos espacios salvajes de tierra y agua, donde pastan caballos blancos y toros entre flamencos rosas.

Manjares de la Provenza

La "douceur de vivre" en Provenza se declina en una infinidad de especialidades procedentes de una tierra rica en sabores. Comenzando con el aceite de oliva afrutado, que junto con alcaparras y aceitunas forma la tapenade, y las hierbas de Provenza que aromatizan los platos. En Marsella, puedes probar la bouillabaisse, una emblemática sopa de pescado, y en Martigues, la poutargue, el "caviar" local, con huevos de salmonetes o atún rojo secos. Las verduras también componen platos bañados por el sol como la ratatouille, deliciosa con arroz de Camarga, o la sopa al pistou y su aroma a albahaca fresca, ajo y aceite de oliva. Se pueden comer crudos con anchoïade, salsa con anchoas, alcaparras y ajos, o hervir con bacalao y alioli (¡mayonesa de ajo!). Para el momento dulce, disfrutamos de fruta confitada, especialidad del país d'Apt, o Calissons d'Aix, con sabores a almendra y azahar. En la Provenza, la vanguardia y el arte también se sirven en la plato.

  • Productos locales de excepción para descubrir en un paseo por el corazón del Valle de la Gastronomía, un itinerario gourmet que une Dijon, en Borgoña, con Marsella pasando por Lyon.

Aix, Arles, Saint-Rémy, el arte de vivir en las ciudades de Provenza

En Provenza, la luz y los paisajes han inspirado a los más grandes maestros, transformando pueblos y colinas en lienzos vivos. Arles y Saint-Rémy-de-Provence conservan la huella de Vincent Van Gogh, quien realizó allí sus obras más famosas.

En Arles, la Fundación Van Gogh ilustra su genio, mientras que en Saint-Rémy, el monasterio de Saint-Paul de Mausole es testigo de sus últimos meses, marcados por la enfermedad y una increíble creatividad artística. El pueblo también cobra vida cada semana en torno a su mercado de frutas y verduras maduradas al sol.

Por toda la Provenza, estos mercados ofrecen una panorámica de los productos locales y los sabores del Valle de la Gastronomía, una ruta gastronómica que atraviesa el sur de Francia. Pescado fresco para la bouillabaisse en Marsella, trufas en Carpentras, flores y calissons en Aix-en-Provence,  tierra de Paul Cézanne.

En la colina de Lauves, el taller del artista, abierto al público, ofrece una vista sublime de la montaña Sainte-Victoire, que le inspiró más de 80 obras. Capital del arte de vivir provenzal, el casco antiguo de Aix seduce por sus animadas callejuelas, sus plazas sombreadas, sus palacetes y la majestuosa catedral de Saint-Sauveur, de estilo románico, gótico y barroco.

Naturaleza espectacular

Venir a la Provenza también significa sumergirse en espacios naturales excepcionales y coloridos: acantilados de color rojo anaranjado conocidos con los evocadores nombres de Colorado Provençal y Sentier des Ocres, en el corazón del Parque Natural Regional de Luberon, clasificado como Geoparque y Reserva de la Biosfera.

Paisajes lunares a casi 2000 metros de altitud, en la cima del monte Ventoux, gigante de la Provenza que ofrece panorámicas vertiginosas. Una gama de azules, en verano, en los campos de lavanda de Valensole y en las altas mesetas... El cañón más grande de Europa, con paredes escarpadas, que forma las impresionantes Gargantas del Verdon, cubiertas de aguas verde esmeralda.

Lejos de las multitudes, el bosque milenario del macizo de Sainte-Baume revela senderos sombreados, mientras que las cascadas del Vallon des Carmes y de Sillans-la-Cascade aportan frescor en un entorno verde.

En los Alpilles, las colinas están cubiertas de olivos y molinos de aceite de oliva. La región también concentra una diversidad de terruños vitícolas excepcionales, con denominaciones de origen tan reputadas como Côtes de Provence, Coteaux d'Aix o Châteauneuf-du-Pape.

Litoral provenzal: entre calas, marismas y fortificaciones

¿Qué mejor punto de partida que Marsella, puerto histórico del mar Mediterráneo protegido por la basílica de Notre-Dame-de-la-Garde, para explorar el litoral provenzal? El Vieux-Port, corazón palpitante de la ciudad foceana, alberga un mercado de pescado, mientras que el Mucem dialoga con las civilizaciones mediterráneas, recordando la historia marítima y cultural de la ciudad. No muy lejos, la Villa Méditerranée alberga una réplica de la cueva Cosquer, que revela fascinantes pinturas prehistóricas.

Al oeste de Marsella, la Camarga despliega vastas extensiones salvajes entre marismas, estanques y playas del Mediterráneo, donde caballos blancos, toros negros y flamencos rosados viven en libertad. La Côte Bleue, con sus acantilados calcáreos y sus calas secretas, ofrece un litoral más escarpado e íntimo.

Más al este, las calas de aguas turquesas se suceden en el Parque Nacional de las Calanques, que se extiende hasta Cassis. Frente a Hyères, en dirección a la Costa Azul, el parque nacional marítimo y terrestre de Port-Cros y Porquerolles alberga una fauna y una flora excepcionales.

El litoral provenzal también cuenta con fortificaciones estratégicas: el Castillo de If, famoso por El conde de Montecristo de Alejandro Dumas, el Fuerte de Brégançon y los nueve fuertes del Monte Faron.

Información práctica sobre Provenza

¿Dónde se encuentra la Provenza?

Situada en el sureste de Francia, la Provenza se extiende desde el monte Ventoux, al norte, hasta las costas del Mediterráneo, al sur, y desde el valle del Ródano, al oeste, hasta los Alpes, al este. Un vasto territorio con paisajes espectaculares y relieves contrastados.

¿Cuándo ir a Provenza?

Gracias a su clima templado, Provenza se puede visitar durante todo el año. En verano, los festivales, los campos de lavanda y las montañas más frescas atraen a los viajeros, mientras que el invierno ofrece un litoral tranquilo y soleado. 

¿Cómo ir y visitar Provenza?

Desde París, las ciudades de Marsella, Aix-en-Provence y Aviñón son accesibles en menos de 3 horas gracias al TGV. Desde España también hay una línea de alta velocidad que une a Marsella. Los trenes regionales también conectan las ciudades, ofreciendo magníficas vistas de los Alpes y el Mediterráneo. Para explorar los pueblos, el coche es una buena opción. Los ciclistas disfrutarán de rutas acondicionadas como la ViaRhôna, la Méditerranée à vélo o la Via Venaissia, entre Orange y Isle-sur-Sorgue.

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