De la Costa Azul nos llevamos los infinitos matices de azul del Mediterráneo, que acaricia calas escondidas, islas y playas doradas. Una paleta deslumbrante que inspiró a los grandes pintores del siglo XX. Pero la Costa Azul también brilla con los reflejos de sus eventos emblemáticos, como el Festival de Cine de Cannes o el Carnaval de Niza. Y se tiñe de los tonos cálidos de sus pueblos y jardines, impregnados de un inconfundible aire de vacaciones, en la estela de los famosos perfumistas de su interior.
¿Qué ver en la Costa Azul? Los lugares imprescindibles
De las ciudades a las islas del sur de Francia: el Mediterráneo en todo su esplendor
De La Croisette en Cannes a la Promenade des Anglais en Niza
Palmeras, mar Mediterráneo, fachadas elegantes, boutiques de lujo… La Croisette en Cannes parece un auténtico decorado de cine. Y no es casualidad: este paseo verde y azul, visible desde el barrio histórico de Le Suquet, se extiende hasta la alfombra roja del Palacio de Festivales, emblema de una ciudad vibrante. En Niza, capital de la Costa Azul, esta paleta de colores y luz inspiró a generaciones de artistas, de Matisse a Chagall. Sus temas predilectos: la Promenade des Anglais, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco, y el mercado de flores y productos locales del Cours Saleya, puerta de entrada al casco antiguo.
Cabos y calas, de Antibes a Saint-Tropez pasando por el Estérel
Alejándose de los centros urbanos, el contraste es sorprendente con paisajes salvajes esculpidos por el mar y el tiempo. Del cabo de Ail al cabo Taillat, pasando por el cabo Martin y el cabo de Antibes, el sendero litoral revela acantilados abruptos, calas de aguas turquesa y pinos piñoneros. De Cannes a Saint-Raphaël, el rojo de las rocas del macizo del Estérel se sumerge en las aguas cristalinas de las calas de la Corniche d’Or, creando una escena única.
Castillos y fortalezas en la costa mediterránea
A lo largo del litoral de la Costa Azul, castillos, bastiones defensivos y fortalezas son testigos de la agitada historia de la región. En Antibes, el castillo Grimaldi, sede del museo Pablo Picasso, domina las murallas de la ciudad, mientras que el Fort Carré, del siglo XVI, vigila el puerto. A las puertas de Cannes, el castillo de La Napoule sorprende con sus esculturas satíricas firmadas por Henry Clews. Como centinela de piedra, el castillo de Roquebrune, con su torreón medieval excepcionalmente conservado, ofrece panorámicas espectaculares del Mediterráneo.
Archipiélago de Lérins y Porquerolles: playas y patrimonio en las islas
A pocas millas náuticas de la costa, las islas de la Costa Azul son famosas por sus calas paradisíacas de aguas turquesa y su biodiversidad terrestre y submarina, especialmente en el Parque Nacional de Port-Cros. También guardan joyas patrimoniales: en el archipiélago de Lérins, frente a Cannes, el Fuerte Real de la isla Sainte-Marguerite, antigua prisión de Estado, evoca el misterio de la Máscara de Hierro, mientras que la abadía cisterciense de la isla Saint-Honorat invita al recogimiento. Más al oeste, frente a Hyères, la isla de Porquerolles combina viñedos, playas de arena fina y bosques de eucaliptos, y alberga tesoros como el Fuerte Saint-Agathe y la Villa Carmignac, que acoge exposiciones de arte contemporáneo.
Jardines, perfumes y savoir-faire de la Costa Azul
Èze, Menton y los jardines botánicos y exóticos que visitar
Como una franja verde entre el mar y la montaña, los jardines de la Costa Azul ofrecen un auténtico festival de aromas y colores. En Menton, donde cada invierno se celebran los cítricos en la Fiesta del Limón, conviven bambúes, cocoteros, cafetos y orquídeas en los jardines del Val Rahmeh y de la Serre de la Madone. A pocos kilómetros, el jardín exótico de Èze parece fundirse con el Mediterráneo, mientras que la Villa Ephrussi de Rothschild, en la rada de Villefranche-sur-Mer, en Saint-Jean-Cap-Ferrat, deslumbra con sus jardines temáticos, entre ellos un magnífico jardín a la francesa con forma de transatlántico. En Antibes, la Villa Thuret revela colecciones botánicas excepcionales, y el Domaine du Rayol, frente a las islas de Hyères, es un auténtico santuario de plantas raras traídas de todos los rincones del mundo.
La Ruta de la Mimosa
El invierno es una temporada ideal para pasear por los jardines de la Costa Azul, cuando montes y colinas cercanas al mar se tiñen de amarillo con la floración de la mimosa, planta emblemática de la región. De Bormes-les-Mimosas a Grasse, pasando por Tanneron y Pégomas, la Ruta de la Mimosa atraviesa el mayor bosque de mimosas de Europa y pueblos que celebran la temporada con batallas de flores.
Grasse, capital mundial del perfume
En las colinas de Grasse, sobre Cannes, se cultivan desde hace siglos la rosa y el jazmín para la creación de perfumes de excelencia. Un savoir-faire inscrito en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, que puede descubrirse en los museos de las grandes casas perfumistas instaladas en el pueblo: Fragonard, Molinard y Galimard.
Los viñedos de Bellet
A las puertas de Niza, entre el Mediterráneo y los primeros relieves alpinos, las laderas se cubren de viñedos. Se trata de un terroir vitivinícola exclusivo, con variedades poco comunes como el braquet o la folle noire, que dan origen a vinos con denominación de origen controlada (AOC), cuya singularidad refleja a la vez la luz y la mineralidad de la Costa Azul.
Pueblos colgados y horizontes alpinos
Nidos de águilas, refugios de artistas
El retrato de la Costa Azul no estaría completo sin mencionar su interior, tierra de historia y tradiciones donde numerosos pueblos de piedra se aferran a colinas y acantilados.
En Sainte-Agnès, clasificado entre los pueblos más bellos de Francia, la antigua fortaleza de la línea Maginot ofrece un panorama sublime sobre el Mediterráneo a casi 800 metros de altitud. Más cerca de Niza y de la bahía de los Ángeles, Saint-Paul-de-Vence y Cagnes-sur-Mer conservan su alma artística gracias a las galerías de arte, entre ellas la prestigiosa Fundación Maeght, y al castillo-museo Grimaldi. Cerca de Antibes, Biot destaca por sus talleres de artesanía, sobre todo de vidrio. En los alrededores de Fayence, pueblos como Mons, Seillans o Montauroux seducen con sus pasajes abovedados, plazas sombreadas y mercados típicos del sur de Francia.
De la Siagne a la Brague, piscinas en cascada cerca del mar
Cascadas que brotan, pozas naturales de aguas cristalinas y desfiladeros estrechos. En los valles del interior de la Costa Azul, los ríos esculpen el paisaje. La Siagne, el Loup y la Brague se deslizan entre abruptos acantilados y bosques de pinos, revelando un rostro salvaje y secreto de la región, lejos de la animación de las ciudades costeras y las modernas estaciones balnearias.
El valle de las Maravillas, arte barroco… y prehistórico
A las puertas del Parque Nacional del Mercantour, el valle de las Maravillas desvela paisajes grandiosos y enigmáticos, donde se encuentran grabados rupestres de más de 5.000 años, cerca de Tende, accesible en tren desde Niza. Viaductos vertiginosos, pueblos de fachadas barrocas y las primeras cimas alpinas se suceden en panoramas espectaculares.
Valberg, Auron, Isola 2000: abetos, chalets y cumbres nevadas
El Paseo de los Ingleses queda a menos de cien kilómetros, y sin embargo los paisajes cambian por completo. Olvida las palmeras, los guijarros y el azul del Mediterráneo: aquí dominan los bosques de coníferas, los picos alpinos y la nieve fresca. Valberg, Auron e Isola 2000, las tres estaciones del Mercantour, ilustran la diversidad de paisajes que ofrece la Costa Azul.
Información práctica
¿Cómo llegar a la Costa Azul y visitarla sin coche?
Las principales ciudades de la Costa Azul –Niza, Cannes, Antibes o Menton– son fácilmente accesibles en tren desde París o Marsella, así como en avión a través del aeropuerto de Niza-Costa Azul. Una vez allí, lo ideal es moverse en trenes regionales para recorrer la costa, en barcos lanzadera que conectan Cannes con Saint-Tropez o por rutas ciclistas como El Mediterráneo en bicicleta. También hay líneas de autobús que permiten llegar a las estaciones de montaña cercanas.
Clima: ¿cuál es la mejor época para viajar a la Costa Azul?
Con casi 300 días de sol al año, la Costa Azul se puede disfrutar tanto en invierno como en verano. Fuera de temporada, sorprende con eventos culturales y festivos como el Carnaval de Niza o los desfiles florales que celebran la floración de la mimosa.
¿Dónde está y cuántos kilómetros tiene la Costa Azul?
Limitada al este por la frontera italiana y al oeste por el macizo del Estérel y el golfo de Saint-Tropez, en el extremo de la costa de Var, la Costa Azul se extiende a lo largo de unos 100 kilómetros frente al Mediterráneo. Su interior llega hasta el Parque Nacional del Mercantour, ofreciendo un contraste único entre mar y montaña.







