Qué hacer en Occitania

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la ciudad de Carcasona, con su castillo condal y la basílica de Saint-Nazaire, es aún más misteriosa por la noche. Después de la puesta de sol, coge un farolillo y recorre, con un guía, las 52 torres y puertas monumentales de este antiguo oppidum romano convertido en fortaleza en la época medieval, parcialmente rehabilitado en el siglo XIX por el arquitecto Viollet-Le-Duc.

Entre Toulouse y Sète, el Canal du Midi recorre 240 kilómetros, a través de 63 -entre ellas las 9 esclusas de Fonseranes en Béziers- y 350 obras de arte de la ingeniería. En bicicleta por los antiguos caminos de sirga o en barcaza a baja velocidad, recorre la región de Occitania y explora sus tesoros a tu propio ritmo.

A 10 kilómetros del mar Mediterráneo, Montpellier y su barrio de Ecusson rebosan de alegría. Te encantará sentarte en la terraza de un café en la plaza de la Comédie, pasear por el paseo del Peyrou hasta el mirador y el acueducto de Saint-Clément, subir al campanario de la catedral de Saint-Pierre o a lo alto del arco del triunfo.

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Si te gustan los grandes espacios, los lugares salvajes y las vacaciones tranquilas, te encantará hacer senderismo por las altas mesetas de las Grandes Causses, en los valles de las Cévennes y alrededor de los lagos de Aubrac, como el lago de Saint-Andéol.

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Desde Argelès-sur-Mer hasta Cerbère, la costa occitana se vuelve más escarpada. Entre el mar y los viñedos, el sendero litoral ofrece magníficas vistas del Mediterráneo. En el camino, la pintoresca localidad de Collioure, cuyas coloridas fachadas han inspirado a numerosos artistas como Matisse, Braque o Picasso, es una parada obligatoria.

¿Listos para sumergirse en los entresijos de los juegos romanos? Acércate a la arena de Nimes, joya de la arquitectura antigua, para asistir a un espectáculo o a una recreación de la época. Construida a finales del siglo I d. C., esta estructura ovalada tenía capacidad para 24.000 espectadores. Prolonga la inmersión en el Museo de la Romanidad, en la Maison Carrée y en los jardines de la Fuente.

En el delta del Ródano, pasea a caballo entre playas salvajes, salinas, lagunas y estanques, y aprende más sobre las manadas de toros negros y los flamencos rosados. Hay 100.000 hectáreas de paisajes únicos por explorar en el Parque Natural Regional de la Camarga. En cuanto al patrimonio, la ciudad medieval de Aigues-Mortes se puede descubrir a pie o en bicicleta por la ViaRhona. Muy cerca, Le Grau-du-Roi, antiguo pueblo de pescadores, y su puerto deportivo también merecen una visita.

Este coloso de acero y hormigón, que se eleva sobre el valle del Tarn y supera en altura a la Torre Eiffel con sus 343 metros de pilones, impresiona a los visitantes. Antes de cruzarlo, obsérvalo desde los miradores de los alrededores o desde el área de descanso del Viaducto de Millau, que cuenta con un museo para disfrutar de unas vistas panorámicas espectaculares. A sus pies, embárcate en un descenso por las gargantas del Tarn en canoa y admira esta obra maestra del siglo XXI desde el río.

Quéribus, Peyrepertuse, Montségur, Foix... El sendero cátaro permite explorar estas ciudadelas medievales encaramadas en la ladera de la montaña. Entre escaleras vertiginosas y murallas de piedra, uno se siente transportado al siglo XIII, cuando la corona de Francia mandó construir un conjunto de fortalezas tras la cruzada contra los albigenses.

Después de pasear por la Plaza del Capitolio, a orillas del Garona, y admirar el convento de los Bernardinos, con su bóveda en forma de palmera, el hotel d'Assezat y la basílica de Saint-Sernin, obra maestra del arte románico, prosigue tu recorrido cultural por Toulouse con una visita a los antiguos mataderos reconvertidos en museo de arte moderno y contemporáneo. Allí podrás contemplar obras monumentales y asistir a conciertos.

La laguna de Thau, un mar interior de casi 20 kilómetros de largo y 5 km de ancho cerca de Sète, reúne más de 450 parques de cría de marisco. En otras palabras, los amantes de las ostras y los mejillones encontrarán aquí un sinfín de opciones para degustar marisco y conocer a ostricultores apasionados.

Frente a la imponente catedral de Santa Cecilia de Albi, reconocible por sus ladrillos rojos y sus llamativos frescos, el antiguo palacio episcopal de la Berbie alberga el Museo Toulouse-Lautrec, dedicado al hijo predilecto de la ciudad. Entre coloridos carteles y escenas de cabaret, viajarás al Montmartre de la Belle Époque.

Famosos por sus estaciones de montaña, ideales para relajarse y practicar deportes tanto en verano como en invierno, los Pirineos albergan grandiosos tesoros naturales que se pueden explorar a pie, como el circo de Gavarnie, un inmenso anfiteatro calcáreo declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Durante una ruta de senderismo, descubrirás piscinas naturales de aguas turquesas y una impresionante cascada de 423 metros de altura, una de las más grandes de Europa.

¿Prefieres el kitesurf, el wingfoil o el windsurf? La costa de Occitania cuenta con varios lugares imprescindibles para practicar deportes acuáticos, entre los que destaca la inigualable estación balnearia de La Franqui, cerca de Leucate o Gruissan. Para practicar windsurf, tienes que ir a Canet-en-Roussillon, a la gran playa de arena fina de Mar Estang, que se extiende entre el estanque de Canet y el Mediterráneo. A lo lejos, se puede admirar la silueta del monte Canigó, una de las cumbres de los Pirineos, que culmina a 2.784 metros de altitud.

¡Cuidado al caminar en Auch! La escalera que conecta la parte baja y la parte alta de la ciudad, con un desnivel de 35 metros, es un paso obligado. Terminada en 1863, cuenta con varios rellanos con esculturas y estatuas, entre ellas la de D'Artagnan, natural de la ciudad.

No hay nada como una visita matutina para apreciar la belleza del Pont du Gard. ¡Súbete a un carruaje para descubrir esta obra maestra antigua de 49 metros de altura con tres filas de arcos superpuestos! Una maravilla inscrita en el patrimonio mundial de la Unesco que abasteció de agua a la ciudad de Nimes durante cinco siglos. Verdaderamente prodigioso.

Apodada «la hija de Roma», Narbona alberga numerosos vestigios antiguos. Comienza tu visita recorriendo los adoquines de la Via Domitia, la carretera romana más antigua de Francia, antes de adentrarte en las galerías subterráneas del Horreum romano y descubrir el museo arqueológico Narbo Via. Si te aún tienes tiempo, explora el patrimonio medieval de la ciudad subiendo los escalones de la torre del homenaje Gilles Aycelin y admira la catedral gótica de Saint-Just y Saint-Pasteur.

216 es el número de escalones que hay que subir para llegar al santuario de Rocamadour, cuya basílica de Saint-Sauveur alberga la Virgen Negra y la cripta de Sainte-Amadour. Párate tantas veces como sea necesario para disfrutar de las impresionantes vistas del cañón del Alzou. Al bajar, piérdete por las pintorescas callejuelas del pueblo medieval, construido en la ladera del acantilado. Eso sí, ¡agárrate bien!

Tómate tu tiempo para pasear por las callejuelas empedradas de Conques, joya del Aveyron en el Camino de Santiago, incluida en la lista de los Pueblos más Bellos de Francia. Entra en la abadía de Sainte-Foy para admirar sus vidrieras contemporáneas firmadas por Pierre Soulages y su tesoro, una espléndida colección de orfebrería. Entre los demás pueblos de Occitania clasificados se encuentran Lagrasse, Saint-Guilhem-le-Désert, Saint-Cirq-Lapopie, Cordes-sur-ciel o Collonges-la-Rouge.

Revestido de acero oxidado, el Museo Soulages alberga una colección de 250 obras y 250 documentos realizados por Pierre Soulages. Descubre los diferentes tonos de negro en los lienzos, observa los detalles de la materia de las cáscaras de nueces y descubre los trabajos preparatorios para las vidrieras de la abadía de Conques. Aprovecha tu visita a la ciudad para visitar la catedral de Rodez y admirar su campanario de arenisca roja.

Cada verano desde 1978, durante quince días, el pueblo de Marciac se convierte en la meca del jazz, con un festival especializado que atrae a algunos de los mejores músicos y cantantes. Ya sabes lo que tienes que hacer si te gusta el groove.

Cerca de Rocamadour, la sima de Padirac te lleva a las entrañas de la tierra. Tras descender a esta inmensa cavidad natural, a más de cien metros bajo tierra, embárcate en un paseo en barca por un río subterráneo de aguas cristalinas para descubrir espectaculares concreciones.