Festiva y acogedora, la capital de la aeronáutica suele tener a menudo la cabeza en las estrellas. Sede de los «Rojo y Negro» del Stade Toulousain y de los 23 escudos de Brennus, máximo galardón del campeonato francés de rugby, la ciudad acoge grandes acontecimientos deportivos. De las orillas del Garona a la plaza del Capitolio, descubre nuestros consejos para disfrutar de los encantos de la Ciudad Rosa y hacer deporte antes y después de un partido.
Ir la estadio y moverse por la ciudad
El acceso al Stadium de Toulouse en transporte público no podría ser más fácil con la red de autobuses Tisseo. 4 líneas de autobús dan servicio al estadio. Los aficionados también pueden utilizar el tranvía antes de llegar a pie a la entrada del estadio (5 minutos). Para llegar al estadio Ernest-Wallon, toma la línea de autobús 1 - parada Soleil d'or, o súbete a una bicicleta de autoservicio para calentar antes de animar a su equipo favorito.
Durante los eventos y los días de partido, hay autobuses lanzadera entre el metro y los estadios. Para facilitar los desplazamientos de los visitantes durante su estancia en Toulouse, un abono turístico da acceso a toda la red de transportes de la ciudad, así como a los monumentos, museos y a una visita guiada ofrecida por la oficina de turismo, todo ello durante un periodo de 1 a 3 días.
Seguir el partido en la ciudad
¿Estás en Toulouse para asistir a un partido? Como en todo gran evento que se precie, habrá pantallas gigantes en la plaza del Capitolio para seguir los partidos con los tolosanos. Además, la Ciudad Rosa está repleta de bares para estar en medio de la melé como The Danu, en el puente Guilheméry, cerca de la sala de espectáculos Halle aux Grains. El primer bar deportivo de la ciudad, fundado por el antiguo internacional irlandés Trevor Brennan, dispone de 8 pantallas interiores y exteriores. Y no podemos perdernos por nada del mundo los pilares de la fiesta tolosana: los bares de la plaza de Saint-Pierre a orillas del río Garona, que vibran como en las noches de victoria de los rojinegros cuando el trofeo Bouclier de Brennus recorre las terrazas.
Visitar la ciudad
En Toulouse, la transformación del ladrillo y sus variaciones de rosa al ocre oscuro guían los pasos de un monumento ineludible a otro: casa consistorial, plaza del Capitolio, donde se puede visitar la Sala de los Ilustres ricamente decorada; la basílica de San Sernín (siglo V), declarada patrimonio por la UNESCO con su campanario octogonal; el convento de los jacobinos, joya del arte gótico (siglos XIII y XIV); la capilla de San José de la Grave y su cúpula tan instagramable que reabre al público tras las obras de reforma; o incluso el hotel Assézat, uno de los múltiples palacetes heredados de la Edad de Oro de la cultura del pastel (siglo XVI). De camino, podemos deambular plácidamente junto al río Garona, que también se puede explorar en barco eléctrico sin carné o con los circuitos de la compañía Les Bateaux Toulousains. Después nos iremos volando a la Cité de l'Espace para revivir la loca historia de la conquista espacial como si fuésemos astronautas, y la Pista de los Gigantes tras los pasos de los aviadores de la Compañía General Aeropostal, pioneros de la aviación.
Explorar los alrededores
A lo largo de las frondosas orillas del Garona para los corredores, pedaleando por el Canal du Midi o en plena naturaleza por el Canal des 2 Mers, la Ciudad Rosa es un gran terreno de juego para los amantes del deporte que quieran mantener la forma durante su estancia en Toulouse.
Si optas por una excursión en bicicleta, toma los caminos de sirga hasta Port Lauraguais (48 km), o un poco más lejos, hasta el umbral de Naurouze, donde un obelisco celebra la memoria de Pierre-Paul Riquet, diseñador del Canal. Si no estás aún cansado, desvíate hacia el lago de Saint-Ferréol, en el corazón de la Montaña Negra, embalse del Canal du Midi.
También puedes probar el pádel, un deporte de raqueta muy popular en Occitania, reservando una de las pistas del club de tenis Stade Toulousain, que también hará las delicias de los aficionados al rugby.
Si lo que buscas son emociones fuertes y una pausa refrescante en verano, dirígete al centro de deportes acuáticos WamPark, a 25 minutos en bicicleta de la Place du Capitole, para practicar wakeboard, esquí acuático y kneeboard. También podrás participar en rugby acuático a principios de septiembre en pleno Garona, cerca del puerto de La Daurade. Un campo flotante donde podrás codearte con antiguos jugadores internacionales.
El desafío: maratones por equipos, carreras de 10 km, carreras infantiles... A principios de noviembre, el evento Toulouse Run Expérience te brinda la oportunidad de descubrir la ciudad y sus lugares imprescindibles, como el barrio de Carmes y el Halle de la Machine, mientras practicas deporte.
Saborear productos locales
Para recuperar las fuerzas después de una victoria (o tras perder), nada mejor como las especialidades locales. A dos pasos del Capitolio, en la plaza de Saint-Georges, Émile perpetúa la tradición con su «cassoulet» (especie de fabada) de confit de pato, entre otras delicias locales como la paloma de Mont-Royal o el arroz de cordero a la brasa con la mistela Floc de Gascuña. En el J’Go, a dos pasos del mercado Víctor Hugo, desfilan los productos típicos de la tierra: judías blancas tarbais, cerdo negro de Bigorra, pollo campero de Gers o el pato graso IGP de las Landas, que se preparan al momento. Y para disfrutar de una comida más selecta, hay que prever un tercer tiempo muy a gusto en Jardins de l’Opéra, el restaurante con certificación Green Food del chef galardonado Stéphane Tournié, que combina productos buenos y ecológicos con aromas del suroeste.
Encontrar un alojamiento ecorresponsable
El Eklo Toulouse, inaugurado en junio de 2022 en el ecobarrio de La Cartoucherie, a 25 min en tranvía del estadio y a 15 min de la plaza del Capitolio junto al Garona, cuenta con 100 habitaciones acogedoras (y dormitorios comunes para 6 personas) en las cinco primeras plantas de una torre de madera de diseño ecológico y 76 metros de altura. Con espacios comunes fluidos y un diseño con una mezcla de materiales naturales y materias refinadas, paredes decoradas por una artista de arte urbano, tienda de alimentación artesanal y ecológica, restaurante de productos locales y programación musical, el establecimiento pretende ser un lugar de vida abierto a la ciudad.
Por Anne-Claire Delorme
Periodista y viajera.