5 minutos para saberlo todo sobre los vinos de Borgoña

La Borgoña tiene algo de excepcional que la hace inigualable. Su viñedo es una joya conservada en un estuche de tradiciones. Sus bodegas de ambiente aterciopelado respiran los efluvios de las cosechas que se han ido sucediendo.
Bastarán 5 preciosos minutos para despertar tu interés por aprender mucho más acerca de la Borgoña...

La Borgoña: ¡c’est chic!

Con 28.334 hectáreas en producción, la Borgoña solo representa un 3 % del viñedo francés. Es un viñedo minoritario del que todo el mundo habla.
A partir del siglo XIX, los gourmets sucumben a la elegancia de sus vinos. Napoleón I solo ordenaba servir un vino en su mesa: el chambertin.
Sus Grands Crus son excepcionales, pero no son la excepción. Al concentrar un 33 % de las denominaciones, son representativos y responsables de la notoriedad del viñedo.
A pesar de su celebridad, Borgoña ha sabido conservar la modestia. Aquí, nada es ostentoso, todo se murmura con discreción para preservar las riquezas del territorio.

Ostenta la palma de oro en cuanto a número de denominaciones.

La región reagrupa 100 denominaciones repartidas en 5 grandes terruños y segmentadas en 4 categorías, de la DOC a los Grands Crus.
Aunque a veces resulta complicado ubicarse, esta clasificación es una muestra más de la riqueza del viñedo de Borgoña.

Los Pagos de Borgoña están inscritos en la UNESCO.

Los "pagos" de Borgoña son un rasgo específico del viñedo. Se trata de parcelas de tierra delimitadas de forma precisa desde hace siglos, que gozan de unas condiciones particulares (exposición, naturaleza de los suelos) y que impregnan los vinos con su tipicidad.
Esta herencia cultural y este territorio único fueron declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad el 4 de julio de 2015.

Las vides están protegidas por vallados.

Ciertas vides están rodeadas de muros de piedras secas construidas a partir de la Edad Media. Cada vallado o "clos" corresponde a un pago.
El Clos de Vougeot es uno de los más prestigiosos. Encarna a la perfección la imagen de la Borgoña.

El vino más caro del mundo es de Borgoña.

El 1 de julio de 2017, el vino más caro del mundo volvía a ser una botella de Romanée-Conti (12.877 € de media). Esta propiedad posee el monopolio de la denominación del mismo nombre. ¡Una pequeña joya de tan solo 1,60 hectáreas!

El chardonnay hace soñar.

¡Borgoña es la tierra soñada de la chardonnay! Esta variedad de uva exquisitamente refinada sabe distinguir a aquellos terruños diferentes que saben sacar lo mejor de ella. En Chablis, se reviste de vivacidad y redondez en los Grands Crus de Côte de Beaune.

La preciosa pinot noir conserva su misterio.

Oriunda de la región, la variedad de uva pinot noir se encuentra en el origen de los más grandes vinos tintos de Borgoña. Esta es una variedad de uva frágil y caprichosa que reserva bonitas sorpresas cuando se le dispensan los cuidados adecuados.

La gallina también ostenta una DOC.

En Borgoña, incluso la gallina se siente orgullosa de su terruño. La DOC de la Gallina de Bresse celebró este año su 60 aniversario. La delicadeza de su carne es la aliada perfecta de la exquisitez de los vinos de Borgoña. La tradicional pularda con nata hace un maridaje perfecto con la untuosidad de un chardonnay de Puligny-Montrachet. La gallina de Bresse asada al punto complementará los toques especiados de un pinot noir de la Côte de Nuits.

La Borgoña con sus pueblecitos pintorescos rodeados de vides en laderas posee el inimitable encanto de los lugares que permanecen al margen del tiempo.

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