Descubre el Luberon, sus pueblos y su parque regional

Ménerbes, con su museo del sacacorchos que presenta 1.000 objetos del siglo XVII hasta nuestros días y su Casa de la Trufa y del Vino. Este encantador pueblo, clasificado entre los más bellos de Francia, ofrece unas vistas magníficas del valle del Luberon. Sus calles empedradas invitan a pasear entre galerías de arte y pequeñas terrazas sombreadas. 

Roussillon, con sus casas de fachadas ocres, su "Sendero de los Ocres" que transcurre a través de acantilados rojos y dorados y su Conservatoire des Ocres, donde se puede descubrir todo sobre este pigmento, su tratamiento y su utilización. El pueblo despliega una paleta de colores únicos al atardecer, cuando la luz resalta la intensidad de sus tonos. Es un lugar ideal para los amantes de la fotografía y de los paisajes naturales.

Gordes, con su castillo renacentista, su Pueblo de los Bories —un conjunto excepcional de construcciones en piedra seca— y la Abadía de Sénanque, una de las más bellas abadías románicas de Provenza. Situado en lo alto de una colina, Gordes domina un paisaje de olivares y campos de lavanda. Sus calles estrechas y empinadas conducen a rincones llenos de encanto y autenticidad.

Lourmarin, con sus numerosas tiendas de artesanos y sus galerías de arte, su castillo amueblado abierto a la visita y la Granja de Gerbaud, donde se puede descubrir el cultivo de plantas aromáticas, medicinales y tintóreas. Este animado pueblo acoge también un mercado provenzal muy apreciado y numerosos festivales culturales. Su ambiente elegante y bohemio ha atraído a muchos artistas y escritores.

Ansouis, dominado por su castillo amueblado, abierto a la visita, y sus jardines a la francesa. Las callejuelas floridas y las fachadas de piedra dorada le confieren un aire atemporal. Desde lo alto del pueblo, se disfruta una vista panorámica sobre los viñedos y el valle del Aigues, que completa su encanto provenzal.

Lacoste y sus callejones bordeados de casas de piedra que suben hasta el castillo del Marqués de Sade, propiedad del modisto Pierre Cardin. El pueblo conserva una atmósfera artística y bohemia, con talleres y galerías que reflejan el espíritu creativo que aún impregna sus muros. Desde lo alto, las vistas sobre el valle del Lubéron son de una serenidad incomparable.

El pueblo colgado de Bonnieux, su bosque de cedros. Este encantador pueblo domina el paisaje con sus terrazas escalonadas y su iglesia en la cima. Los senderos que cruzan el bosque de cedros invitan a paseos frescos y perfumados, ideales para disfrutar del aire puro de la montaña.

Los jardines Val Joanis en Pertuis (propiedad vinícola) con huerta, jardín de flores y verduras, rosaleda… Clasificados "jardin remarquable" (destacado, notable). Estos jardines combinan elegancia y tradición provenzal, inspirados en los jardines del siglo XVIII. La visita se completa con una degustación de vinos y productos locales, rodeados de un paisaje de viñedos y olivares.

Los Jardines de Lauris, conservatorio de plantas tinctoriales, clasificado "jardin remarquable". Aquí se redescubre el arte ancestral de las plantas utilizadas para teñir telas y fibras naturales. Las terrazas sobre el valle del Durance ofrecen una panorámica espléndida y un paseo lleno de colores y aromas.

El Colorado Provençal y sus acantilados de ocre rojo y oro a recorrer a pie. Sus senderos serpentean entre paisajes casi irreales, donde la tierra se tiñe de mil matices cálidos. Es un espectáculo natural que recuerda a los cañones del oeste americano, pero con el encanto único de la Provenza.

La Isle-sur-la-Sorgue, apodada "Venecia Comtadine", en los brazos del río, con sus 350 anticuarios permanentes abiertos todos los fines de semana, su gran mercado provenzal del domingo por la mañana clasificado "marché d'exception" (destacado), el hotel de Campredon y sus prestigiosas exposiciones así como la Collégiale de decoración barroca. El murmullo del agua acompaña el paseo entre ruedas de molino y puentes floridos. Es un lugar donde el arte, la historia y el comercio antiguo se entrelazan en un ambiente auténtico y encantador.

Los vinos de los AOC del Luberon. Estos vinos reflejan la diversidad de su terruño, con tintos estructurados, blancos frescos y rosados delicados. Las bodegas abiertas al público invitan a descubrir el alma vinícola de la región en un entorno de viñedos soleados.

Dar una vuelta al Luberon en bicicleta, tomando el sendero señalizado en ambos sentidos de 232 km o recorrer la vía verde del Calavon por la parte norte del macizo. La ruta atraviesa pueblos, campos de lavanda y viñedos, ofreciendo una experiencia inmersiva entre paisajes luminosos y aromas mediterráneos. Es una forma sostenible y placentera de descubrir el corazón de la Provenza.

Situado a caballo entre la región de Vaucluse y los Alpes de Haute-Provence, está compuesto por tres cadenas montañosas: (de oeste a este) el Pequeño Luberon, el Gran Luberon y el Luberon Oriental.

Reserva de la biosfera por la UNESCO, el parque ofrece además numerosas actividades: senderismo, paseos en bicicleta, escalada…

• Para pasar media jornada, tomando una base fija o itinerante, la oferta de paseos y senderismo en el Parque Regional del Luberon se apoya en una red de más de 1.000 km de itinerarios señalizados. Por ejemplo, puedes realizar un paseo por las viñas y terminar la marcha con una visita-cata en una de las bodegas vinícolas de la zona.
• También hay numerosas posibilidades de recorridos en bicicleta, clásicas o de montaña. Guiado por una señalización eficaz, descubre las carreteritas secretas, solo o acompañado.
• Más originales, paseos a caballo de unas horas son propuestos para descubrir los diversos paisajes del Luberon.
• El relieve del Luberon también se adapta a los aficionados a las actividades extremas: espeleología, escalada y el Parque de Aventuras están a su disposición.