Escenario de las mareas más grandes de Europa, el Mont Saint-Michel, en Normandía, es majestuoso con tiempo despejado y aún más misterioso bajo la niebla... Cualquier tiempo y todas las estaciones son apropiadas para su visita.
El Mont Saint-Michel: uno de los sitios más visitados de Francia
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979, el Mont Saint-Michel es uno de los sitios más visitados del hexágono. Cada año, no menos de 2,5 millones de curiosos de todo el mundo vienen a descubrirlo. Entre ellos, turistas y peregrinos en busca de descubrimiento o espiritualidad.
El Mont Saint-Michel es, ante todo, un lugar sagrado y lleno de historia.
El origen del Mont Saint-Michel: una aparición
En el año 966. a petición, en esta ocasión, del duque de Normandía, una comunidad benedictina construye en la roca una abadía benedictina.

Un sitio medieval de lo más fabuloso
Poco a poco, a lo largo de los siglos, se sigue construyendo: la iglesia abacial románica y los edificios del convento en los siglos XI y XII y los edificios de Merveille (el claustro y refectorio) del s. XIII al s. XVI.
Por no hablar de los edificios de protección militares en el siglo XIV (que preservaron el Monte en la Guerra de los Cien Años) y, al mismo tiempo, el pueblo.
Todo este edificio es un milagro: traídos de las islas Chausey, los bloques de granito fueron tallados y luego izados hasta la cima del monte.
Santuario religioso
A través de los siglos, el Mont Saint-Michel ha sido siempre un centro religioso de renombre. Era, junto a Roma y Santiago de Compostela, uno de los puntos más importantes de las peregrinaciones del Occidente medieval.
Su primera vocación, la oración y la bienvenida, son actualmente respetados siempre, en particular a través de la presencia, desde el año 2001, de los hermanos y hermanas de las comunidades monásticas de Jerusalén.
Por tanto, es natural que el Mont Saint-Michel sea una de las 13 Ciudades Santuarios del territorio francés.

Cuando el Mont Saint-Michel vuelve a ser isla...
Con el paso del tiempo, las mareas y las intervenciones humanas fueron sedimentando la bahía. Para 2006, del carácter insular del Mont Saint-Michel quedaba ya muy poco.
Ese mismo año se puso en marcha un ambicioso plan para devolverle su vocación marítima y preservar la bahía. Se construyó una presa en la desembocadura del Couesnon para facilitar la evacuación de los sedimentos, y los nuevos aparcamientos se levantaron a cierta distancia, mientras que los antiguos, situados al pie del monte, fueron eliminados.
Desde 2015, cuando el coeficiente de la marea supera 110, el monte vuelve a transformarse en isla: sus murallas se ven rodeadas de agua y los accesos a la roca quedan cortados. El fenómeno, que apenas dura unas horas, ¡no se producía desde hacía más de 130 años!

Qué hacer en el Mont Saint-Michel
- Observa el monte desde la gran belvedere de la nueva presa (que se visita) y aprovecha para observar el fenómeno de las mareas;
- Sube a la Grande rue y a las murallas;
- Pasea entre las pequeñas tiendas de recuerdos y restaurantes;
- Visita el museo histórico o también el museo del mar y de la ecología;
- Descubre el logis de Tiphaine, casa histórica del caballero Bertrand du Guesclin (connetable del ejército del Rey de Francia);
- Admira la iglesia parroquia, la casa del peregrino y su biblioteca religiosa;
- Contempla la abadía, joya arquitectónica y sus jardines;
- Escucha los oficios cantados por los monjes y monjas;
- Observa, desde lo más alto, la bahía del Mont-Saint-Michel;
- Recorre, acompañado de un guía, la bahía del Mont-Saint-Michel. Cuidado, aventurarse solo está prohibido y es muy peligroso. Las arenas movedizas y las aguas subiendo han creado en el pasado numerosos incidentes;
- Déjate sorprender por una achéoscopie, gran espectáculo multimedia que te sumergirá en la historia.
Por Isabelle Fleurisson






