Creíamos saberlo todo sobre el Sena: inmutable entre Notre Dame, sus puentes históricos y la incesante danza de barcos turísticos. Un encanto intemporal. Pero cuando el chef Alain Ducasse presume de que su cocina navega por el río, las sorpresas están aseguradas. 1, 2, 3... Te contamos por qué.
Ducasse sur Seine, un barco-restaurante ecológico
Antes de hablar de cocina, el chef menciona la arquitectura naval de su barco-restaurante en el Sena, para desear la "bienvenida en este crucero en un barco eléctrico, limpio y silencioso, un anticipo de lo que será la nueva movilidad urbana, respetuosa con el planeta".
Aquí navegamos y saboreamos, pero en modo responsable y sostenible. El arquitecto Gérard Ronzatti, diseñador de este primer barco-restaurante 100% eléctrico, resume: "La navegación a bordo del Ducasse sur Seine será como un travelling de París". Glamour!
Un verdadero viaje gastronómico
Nos deslizamos por el Sena y la magia comienza de inmediato. Cuando el equipo de 36 cocineros y pasteleros, bajo la dirección del chef Jean-Philippe Berens, sirve el menú concebido por Alain Ducasse, el espectáculo se traslada al plato y la boca se llena de placer.
Ducasse sur Seine ofrece una interpretación contemporánea de la cocina francesa, con maridajes que combinan los más suntuosos crus de viñedos franceses y un despliegue de sabores nacidos de la maceración de especias, la cocción en costra de sal y salsas intensas, tan apreciadas por el célebre chef.
Una nueva mirada sobre París
Embarcamos en la orilla derecha, frente a la colina de Chaillot. Difícil imaginar un escenario más espectacular: entre el Trocadéro y la Torre Eiffel.
De día y de noche, museos y monumentos —Notre Dame, el Louvre, el Museo de Orsay, la Île de la Cité, la Île Saint-Louis…— junto con las orillas del Sena, narran la historia de París, la de ayer, la de hoy y la que está por venir.
Durante la cena, el barco se desliza silencioso por una ciudad que parece dormida. El crucero concluye donde comenzó, pero en la otra orilla, justo a los pies de la Torre Eiffel, cuando la Grande Dame resplandece con todas sus luces, aún más irresistible.
Y si el tiempo apremia, Ducasse sur Seine también se disfruta en el muelle, a la hora del té.
Por France.fr
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