Experiencia: dormir en un iglú en los Alpes

¿Te apetece un paréntesis insólito en la montaña? ¡Despierta tu alma de aventurero y pasa una noche en un iglú! Estos alojamientos efímeros florecen en invierno en las pendientes de las estaciones de esquí de los Alpes y en los altiplanos. Un iglú para dos en plena naturaleza, una cueva de hielo acogedora e incluso un cursillo para construir tu propio iglú. ¡Es sorprendente lo bien que se duerme en la nieve!

Un iglú acogedor en Arêches-Beaufort

¿Y si vivieras la vida de un esquimal durante una noche? Acércate al pueblo iglú de Arêches-Beaufort, en el corazón de la Beaufortain, para disfrutar de un momento de magia y tranquilidad a 2.000 metros de altitud. La aventura comienza con una excursión de esquí de travesía o con raquetas de nieve antes de disfrutar de una cena con productos locales de Saboya a 2.000 metros de altitud. Cielos estrellados, gamuzas, nieve inmaculada, amanecer sobre el Mont Blanc. La decoración es inspiradora y propicia para soñar despierto, sobre todo porque a tu iglú no le falta comodidad con sus cálidos edredones y acogedores colchones. Suficiente para convencer incluso a los más frioleros.

Un iglú chic en Val Thorens

¿Dudas en dar el paso y privarte del confort de un hotel de gama alta? El Pashmina tiene la solución en Val Thorens: el igloo-pod. Un iglú chic a unos metros del hotel con todos los servicios muy cerca. Un nidito con vistas panorámicas del cielo y las montañas, equipado con cuarto de baño con ducha y aseos y calentado con una estufa de madera (¡así es mucho más fácil!)... pero sin televisión ni Wi-Fi. ¡Y eso también es el comienzo de la aventura!

Un hotel de hielo en Les Arcs

Parecida a la de Val Thorens, la cueva de hielo de Les Arcs es todavía más grande. Nada más entrar, los niños y adultos quedarán maravillados por las esculturas que decoran las paredes: un dragón que escupe fuego, un lobo que se lanza sobre su presa… La cueva se visita pero también se acude a tomar el aperitivo tras un día de esquí: la oportunidad de beber una copa y de comer una tabla de charcutería y de quesos de la región. Los miércoles por la noche incluso se puede comer una fondue saboyarda. Y para prolongar la experiencia, ¿por qué no quedarse a dormir? En una cama de nieve cubierta de pieles de animales, para soñar con grandes aventuras polares. Las cuevas de hielo denominadas “Villages Igloos” también existen en La Rosière y en Avoriaz.

Un pueblo polar en Orcières-Merlette

Un aire a pueblo polar reina en la meseta de Rocherousse. Unos cuantos iglús surgen de la nieve. Arriba, en el cielo del valle del Haut-Champsaur brillan miles de estrellas. Hace falta muy poco para imaginarse como un aventurero-explorador. El pueblo de iglús tiene el nombre de Williwaw, ese viento glacial que sopla en las costas de las regiones más frías del mundo. A la caída de la noche, nos calzamos las raquetas de nieve para un pequeño paseo que nos permite contemplar la puesta de sol y abrir el apetito antes de saborear una raclette. Por la noche, será el momento de meternos en el iglú, bien abrigados para soportar los 2°C: ¡hay previstos sacos de dormir polares! A la mañana siguiente, podrás descubrir la vida de los mushers ofreciéndote un paseo con perros de trineo. ¡La montaña mágica!

Un iglú “hecho por ti mismo” en Villard-de-Lans

Esta es una experiencia para verdaderos aventureros: en Villard-de-Lans, en el corazón del Vercors, puedes aprender a construir tu propio iglú. Durante dos días, acompañados por guías, descubre la vida salvaje en la montaña: el primer día está dedicado a construir el iglú y el segundo a una excursión. ¡Entre los dos, menudo orgullo el dormir en un iglú construido con tus propias manos! Claro está, también puedes reservar únicamente para cenar o pasar una noche en un iglú ya construido.

Eco-bivaque poblado de iglús, sobre el lago de Annecy

¿Te apetece sentirte como un trampero durante una noche? Imagínate: el sol se acuesta y tu guía te lleva al corazón del bosque para un aperitivo en plena naturaleza. Luego es la hora de dirigirte al domo en el que comerás una cena tradicional de Saboya, antes de regresar al bosque para realizar un paseo digestivo a la luz de las antorchas. Tras una velada alrededor de una fogata en el poblado de iglús, será el momento de irte a acostar en tu domo privado, con su tejado panorámico. Creados y fabricados en Alta Saboya, los domos son reciclables y completamente autónomos a nivel energético. ¡El eco-bivaque de Annecy-Semnoz ofrece una estancia a la vez rústica y llena de magia!

Cita en los Alpes franceses