1. Cruzar la bahía del Mont Saint-Michel descalzo
Arena húmeda. Suelo blando. Ríos frescos. Aquí, el paisaje te conmoverá hasta la punta de los pies.
2. Degustar una teurgoule de 7 horas
El postre menos fotogénico de Francia te lleva de regreso a la infancia por su cremosidad.
3. Observar las aves en Nez de Jobourg
Encaramado en los acantilados, esperas al cormorán crestado, al pardillo común y al bisbita costero...
4. Pesca de navajas en Saint-Vaast La Hougue
No importa la pesca, siempre que lleves los vaqueros remangados y el pelo al viento.
5. Lunch en la playa en Blainville-sur-Mer
Pierna de cordero o bígaros, vistas al mar o al lado de la chimenea, en el restaurante La Cale, el tiempo se ha detenido hace tiempo.
6. Observar las grandes mareas en La Hague
En cada equinoccio, el mar se vuelve salvaje. No te pierdas el mayor espectáculo del Oeste...
7. Merendar en las dunas de Hattainville
El paseo es muy agradable y el descanso será dulce, al abrigo del viento, entre dunas amarillas.
8. Esperar para ver el rayo verde en la playa de Port-Bail
Se dice que este estallido de color aparece con tiempo despejado, en el preciso momento en que el sol cambia de hemisferio.
Cita en Normandía
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