Galletas de Navidad con forma de muñeco, de árbol o de estrella. Es lo normal. Pero, ¿y si añadimos algo de color y un toque de acidez gracias a la clementina de Córcega? Con esta receta ultra lúdica, los niños estarán encantados de ensuciarse las manos... ¡antes de disfrutar al comerlas!
¿Sabías que todas las clementinas francesas se producen en Córcega? Entre el mar y la montaña, la isla de la belleza ofrece un clima favorable al cultivo de este cítrico que le confiere su color único y ese sabor ácido reconocible entre todos.
A partir del otoño, los huertos de naranjos ofrecen un paisaje único. Las clementinas de Córcega se recolectan (siempre a mano) desde principios de noviembre hasta los primeros días de enero. Y las disfrutamos casi todo el invierno. Tanto mejor, porque además de estar deliciosa, sus vitaminas aportan el tonificante que necesitamos en esta época del año.
Si las clementinas de Córcega son un agradable complemento para las comidas festivas, también pueden estar presentes dentro de deliciosos dulces que permitirán a los niños esperar hasta la Navidad. Como estas galletas de mantequilla para las que el sitio web dedicado a la clementina corsa (Enlace externo) nos da la receta.
Ingredientes para 4 personas
- 2 clementinas de Córcega con su cáscara y su zumo
- 85 g de azúcar de caña
- 250 g de harina
- 120 g de mantequilla semi-salada
- 50 g de praliné de avellana
- ½ sobre de levadura en polvo
- 1 yema de huevo
La receta paso a paso
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Para hacer la masa, mezclar en un bol la harina, el azúcar, la mantequilla, la yema de huevo, la ralladura de las clementinas de Córcega y el praliné. Batir la mezcla.
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Añadir poco a poco el jugo de las clementinas. Batir hasta que la mezcla sea homogénea.
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Espolvorea la superficie de trabajo con harina. Con un rodillo, extender la masa.
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Cuando la masa tenga un grosor de entre 3 y 4 mm, cortar las galletas con cortapastas.
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Cubrir la bandeja de horno con un papel de hornear. Precalentar el horno a 180°C.
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Hornear las galletas durante 10 minutos. Deben estar ligeramente dorados.
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Dejar enfriar.
Ahora sí: ¡los clásicos navideños tienen un nuevo sabor!