A veces, lo mejor de los viajes está en los cambios de planes. En Francia, hay que saber salirse del programa establecido para dejarse sorprender. Un fin de semana en pareja y con champán puede ser el sueño de muchos. Nos habían dicho: «¡Hay un montón de bodegas! Seguid de frente y os encontraréis con la primera justo en el desvío». Aparentemente, nos hemos saltado el desvío…
Jueves - Visita de Reims
En el programa de este primer día: unas compras en el mercado Halles de Boulingrin, símbolo del Art Déco y centro neurálgico de Reims. Después, rumbo a Hautvillers para disfrutar de un picnic en pareja en medio de los viñedos y visita a las bodegas de champán de su alteza Dom Pérignon.
Una pequeña pega: el mercado tradicional de Boulingrin abre tres días a la semana: miércoles por la mañana, viernes por la mañana y por la tarde y sábados por la mañana. Bueno… pues si está cerrado lo dejamos para mañana. ¿Y qué vamos a hacer hoy entonces? ¿Qué tal ir a visitar la catedral y el museo de Arte Moderno? Como está empezando a llover, un poco de cultura no nos vendrá nada mal.
Viernes – Un puesto de comida ambulante
¡Dom Pérignon, allá vamos! En el programa: visita a la abadía y a los viñedos, secretos de producción, catas de espumosos de gran reserva… Se me hace la boca agua justo cuando el GPS anuncia que llegamos a Villers-Semeuse. ¡Pero si queríamos ir a Hautvillers! Tengo hambre. Quiero champán. Estamos perdidos.
¡Anda! Un puesto de comida ambulante. ¡Vamos a parar aquí! Philippe, el cocinero, nos ofrece un menú que me devuelve la sonrisa al instante. Los nombres de las especialidades no me dicen nada, así que elijo al tuntún la cacasse à cul nu, la gran especialidad de las Ardenas. ¡Buena elección!
Durante la conversación, descubrimos la existencia de sociedades gastronómicas muy serias… pese a las apariencias. ¡Incluso hay una dedicada a la salade au lard (una ensalada con panceta)! Celebran un festival el primer fin de semana de mayo en Charleville-Mézières. ¿Vamos?
Sábado – ¿Un día de playa en Champagne?
Tercer día y todavía no hemos visto ni una sola burbuja. Hoy sí: nos vamos a concentrar para llegar a Hautvillers. Durante el desayuno en el hotel, coincidimos con otra pareja que nos ha caído genial. Dicen que van a hacer paddle surf en el lago del Der y que pasarán el resto del día tomando el sol en la playa. «¡Cómo que hay playa en Champaña!» Menos mal que me he traído el bañador.
De vuelta al hotel esa misma noche, rechazo la invitación de ir a tomar algo al Perching Bar, un local especializado en champán suspendido a seis metros de altura en pleno bosque de Brise Charette. Solo está a un cuarto de hora de Reims, pero estoy agotada del paddle surf. ¡Me voy a dormir!
Domingo - Un dulce en lugar de champaña
Último día. Tenemos una reserva para dar un paseo por la ciudad con una greeter. Brigitte nos espera frente a la catedral y nos muestra Reims desde su punto de vista. Apasionada por la historia y la arquitectura, siempre tiene una anécdota que contar y nos lleva a rincones que no aparecen en las guías. Antes de despedirnos, nos conduce hasta la pastelería-chocolatería Biston para probar un dulce.
—No os propongo una cata de champán porque supongo que no habréis esperado hasta ahora para eso —dice con una sonrisa. No nos atrevemos a confesarle la verdad…
Y así termina el fin de semana: sin haber probado ni una sola copa de champán. ¡Qué vergüenza! Al menos me he comido un bombón de chocolate relleno de licor de orujo de champán. Algo es algo, ¿no?
Nota: Greeter es una persona autóctona que propone gratuitamente a los turistas una visita insólita y personal de la ciudad, tal y como le gusta y la vive a diario, por sus lugares y establecimientos favoritos.
Por Lisa Azorin
Periodista-redactora.
