Qué hacer en Normandía

En verano, al caer la noche, te encantará indagar sobre los misterios de la abadía del Mont-Saint-Michel, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco... ¿Has visto realmente el halcón peregrino que anida en la aguja o es tu imaginación la que te juega una mala pasada? No importa, la ruta nocturna te permite descubrir la arquitectura del lugar de una forma diferente, con magia y tranquilidad añadidas.

Comienza por el cementerio militar británico. Un lugar conmovedor, que contiene más de 4.600 tumbas de soldados de once nacionalidades diferentes, fallecidos durante la batalla de Normandía en 1944. Los apasionados de la historia (y del arte) pueden prolongar su estancia en Bayeux con una visita al Museo Memorial de la Batalla de Normandía, al Museo Baron Gérard y al Tapiz de Bayeux, que narra la conquista de Inglaterra por Guillermo el Conquistador, duque de Normandía, en 1066 (reapertura del museo a finales de 2027).

¡Imagínate casi 4 kilómetros de muelle, en pleno mar, frente a la ciudad, para crear una rada artificial y defenderse de los ingleses! Una obra que comenzó bajo Luis XVI y terminó bajo Napoleón III, con varios fuertes militares. Hoy en día, esta proeza técnica protege eficazmente el puerto de Cherburgo del oleaje. A poca distancia, la antigua estación marítima transatlántica Art Déco, transformada en la Cité de la Mer, revive la epopeya de los transatlánticos.

Desde Tréport hasta los acantilados de Étretat (GR 21), por la Costa de Alabastro y hasta la bahía del Mont Saint-Michel por el GR 223, pasando por Nez de Jobourg, en Cotentin, el litoral normando ofrece a los amantes de la naturaleza unas vistas marítimas impresionantes entre acantilados de creta, dunas salvajes y pueblos pintorescos como Barfleur o Veules-les-Roses, clasificado entre los pueblos más bonitos de Francia. Para disfrutar plenamente de los lugares más frecuentados, es mejor optar por una estancia fuera de temporada o en horarios menos habituales, con el fin de preservar estos paisajes amenazados por la erosión.

Normandía es una tierra de cría de caballos y yeguadas. Ven a animar a los campeones al galope en los hipódromos de Deauville o Cabourg. Los entendidos de todo el mundo acuden para admirar los purasangres más hermosos y a los mejores jinetes. ¡Hagan sus apuestas!

En Honfleur, nos gusta pasear por el Vieux Bassin, bordeado de casas altas y estrechas con tejados de pizarra, recorrer las callejuelas del barrio medieval de L'Enclos, visitar la iglesia Sainte Catherine, construida íntegramente en madera, y el Museo Eugène Boudin, natural de esta ciudad normanda. ¡Y los mejillones fritos de Honfleur son una delicia!

Instalado en 1883 en una casa de Giverny, en la orilla derecha del Sena, el pintor Claude Monet se inspiró en sus jardines para pintar sus obras más bellas, como la serie de 250 Nymphéas. Hoy en día, el pueblo conserva su toque impresionista gracias a los numerosos artistas que residen en él. En primavera u otoño, es un placer pasear por los coloridos senderos de los Jardines de Claude Monet y los del Museo del Impresionismo de Giverny.

Localidad festiva, Deauville hace honor a su reputación. Para empezar la noche, acércate a un emblemático bistró que sirve marisco, una brasserie con decoración vintage o el bar de un gran hotel. A continuación, dirígete al casino, donde podrás probar suerte en la ruleta, el póquer y las 300 máquinas tragaperras. Por último, ven a bailar a una de las discotecas de Deauville, muy apreciadas por las estrellas de cine, algunas de las cuales tienen su nombre inscrito en las cabinas de playa a lo largo de Les Planches. ¿O tal vez prefieras empaparte de cultura en el centro cultural Les Franciscaines?

En un edificio de hormigón y cristal, inaugurado en 1961, el Museo de Arte Moderno André Malraux de Le Havre expone una de las mayores colecciones de pinturas impresionistas, gracias a la donación de Hélène Senn-Foulds. Un lugar sorprendente, que da protagonismo a la luz y a los sutiles matices de Renoir, Sisley, Pissaro y Degas...

Sword, Juno, Gold, Omaha y Utah: las cinco playas del Desembarco se pueden descubrir en bicicleta, entre puertos animados, bosques y extensiones de arena. La ruta ciclista de la Vélomaritime invita a hacer paradas culturales en lugares históricos como Arromanches y su puerto artificial, la batería de Longues-sur-Mer o el cementerio americano de Colleville-sur-Mer. Al prolongar la ruta a lo largo del canal del Orne con la Vélo Francette, se llega a Caen y su Memorial, una parada imprescindible para seguir las huellas del Día D.

El paseo marítimo, las casas de la Belle Époque, el mítico Grand Hôtel donde Marcel Proust solía alojarse, sus 4 kilómetros de playa que se pierden en el horizonte... ¡Cabourg es el destino ideal para una escapada romántica!

Explora Ruan, capital histórica de Normandía, y su rico patrimonio, empezando por su majestuosa catedral, inmortalizada por Monet, y luego adéntrate en las callejuelas empedradas del casco antiguo, bordeadas de casas con entramado de madera. El Gros-Horloge, la plaza del Vieux-Marché, donde fue ejecutada Juana de Arco, o la casa natal de Gustave Flaubert, nacido en Ruan, son paradas imprescindibles en su paseo cultural. Si buscas un ambiente festivo y marítimo, dirígete a los muelles del Sena y sube a bordo de los veleros más bonitos del mundo durante la Armada.

Fiesta del arenque en Dieppe, Fiesta de la Vieira en Port-en-Bessin, Fiesta de la gamba en Honfleur, Fiesta de la andouille en Vire, Fiesta de la manzana (y la sidra) en Vimoutiers, Encuentros de Cambremer con degustaciones de quesos normandos... Las ciudades y pueblos de Normandía cobran vida con el paso de las estaciones para celebrar los productos estrella de la gastronomía local en un ambiente festivo.
Todo sobre la gastronomía normanda 

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