Saint-Émilion, a solo una hora de Burdeos, es el punto de partida perfecto para adentrarse en los viñedos de renombre mundial: Pomerol, Sauternes, Margaux y, por supuesto, los propios de Saint-Émilion.
Saint-Émilion, ciudad medieval
Entre viñedos y arroyos, entre laderas boscosas y senderos pintorescos, la jurisdicción de Saint-Émilion se despliega a lo largo de más de 75 km² en torno a una ciudad medieval excepcionalmente bien conservada, un lugar ideal para disfrutar de una estancia. A solo 30 minutos de Burdeos y a una hora de Bergerac o Périgueux, Saint-Émilion se erige como punto de partida perfecto para explorar tanto los viñedos bordeleses como el Périgord.
Según la leyenda, la ciudad debe su nombre a Émilion, un monje bretón que, tras una vida ejemplar jalonada de milagros, eligió en el año 750 retirarse del mundo en una cueva natural. Aún hoy, esta gruta puede visitarse en pleno corazón del pueblo.
Saint-Émilion: historia, comercio y Patrimonio Mundial
Próspera ciudad de comercio y lugar de intensas transacciones —donde se ofrecían los mejores vinos, granos y piedra de construcción—, Saint-Émilion fue también un célebre destino de peregrinación gracias a las reliquias de su santo homónimo. Durante la Edad Media alcanzó una prosperidad sin igual, aún visible hoy en sus monumentos más emblemáticos, en especial la imponente iglesia monolítica subterránea.
La jurisdicción de Saint-Émilion, que abarca la ciudad y los territorios de ocho pueblos reunidos bajo la autoridad de la Jurade medieval, fue inscrita en 1999 en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, con el fin de preservar, restaurar y transmitir este legado excepcional.
Los monumentos que tienes que visitar en Saint-Émilion
- La iglesia monolítica y su campanario: Una iglesia subterránea única en Europa, excavada en la roca caliza, con un imponente campanario que domina la villa.
- La Torre del Rey: Torre medieval del siglo XIII que ofrece vistas panorámicas del pueblo y los viñedos.
- La Colegiata y su claustro: Iglesia románica de gran sobriedad, rodeada de un claustro sereno con arcos góticos.
- El Claustro de los Cordeliers: Resto de un convento franciscano, famoso por sus ruinas románticas y sus vinos espumosos.
- La Puerta Brunet: Antigua entrada amurallada al burgo medieval, ejemplo de la arquitectura defensiva.
- Los Lavaderos: Espacios tradicionales donde se lavaba la ropa, situados junto a manantiales.
- El Convento de las Ursulinas: Fundado en el siglo XVII, muestra la huella de la vida religiosa femenina en la villa.
- La Puerta y la Casa de la Cadène: Portal medieval acompañado de una de las casas con entramado de madera más antiguas.
- Los Cerros o Tertres: Calles empinadas y empedradas que serpentean entre casas antiguas y plazas pintorescas.
- El Mercado Cubierto: Antiguo edificio de comercio, aún testigo de la vida económica local.
- El Palacio Cardinal: Restos de la residencia fortificada de un cardenal del siglo XII.
- Las Grandes Murallas: Vestigios de un convento dominico inacabado, con arcos majestuosos que evocan su grandeza perdida.
Consejos y Recomendaciones
Cuando visites Saint-Émilion, opta por bodegas que practiquen viticultura orgánica o biodinámica, recorre el pueblo a pie o en bicicleta para reducir emisiones y apoya a productores locales comprando vino y gastronomía de la zona. Te deseamos una buena estancia en Saint-Émilion.
Por France.fr
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