Patrimonio Mundial de la UNESCO, el Pont du Gard es el elemento más prestigioso del acueducto romano de Nîmes, una obra maestra de la ingeniería antigua que impresiona tanto por su grandiosidad como por su excelente estado de conservación.
El más alto puente-acueducto del mundo romano
Construido entre Uzes y Nimes, este acueducto abasteció de agua a la ciudad durante cinco siglos. Serpenteaba por aquel entonces entre las dos ciudades, más de 50 km de longitud a través de las montañas.
Desde siglos de historia, el Pont du Gard se puede enorgullecer de ser el más alto puente-acueducto del mundo romano y de ser parte de las maravillas de la antigüedad.
El Pont du Gard y el río Gardon
Construido hacia el año 50 d. C., el Pont du Gard, cerca de Nîmes, permitió al acueducto romano salvar el cauce del río Gardon. Hoy en día se erige como un magnífico testimonio del ingenio de la ingeniería romana, con sus más de 48 metros de altura y 275 metros de longitud que dominan el paisaje.
La estructura, admirable por su solidez y armonía, está formada por tres niveles de arcos superpuestos:
- La planta inferior cuenta con 6 arcos.
- El nivel intermedio está compuesto por 11 arcos.
- El nivel superior sostiene 35 arcos.
En lo alto, antiguamente discurría la canalización del acueducto: un conducto cubierto con losas de piedra por donde circulaba el agua que abastecía a la ciudad de Nîmes.
Obra maestra de la ingeniería
Si el acueducto fue construido con una precisión asombrosa —su inclinación es de apenas 12 metros en los 50 km de recorrido—, el puente no deja de ser una verdadera maravilla de la ingeniería.
¡Imagínalo! Se levantó sin recurrir a materiales de albañilería: las enormes piedras, algunas de hasta 6 toneladas, fueron izadas a 40 metros de altura y encajadas con juntas talladas in situ. Solo en el nivel superior se utilizó mortero.
Sin embargo, la grandiosidad del Pont du Gard no reside únicamente en su hazaña técnica, sino también en la armonía de sus formas y en el entorno natural que lo enmarca. Durante veinte siglos ha resistido al tiempo, conservando intacta su magnífica belleza.
Hoy, el emplazamiento del Puente del Gard invita a descubrir este monumento excepcional a través de museos, exposiciones, visitas guiadas y diversas actividades culturales.
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Por France.fr
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