Seguiremos los dictados de nuestro apetito desde los bares bistronómicos a los restaurantes de los chefs con estrella Michelin, de los albergues de manteles blancos a los food trucks y los mercados. Sobre nuestra mesa, veremos frascos vacíos y llenos, tradición y audacia, la textura crujiente de las baguettes y la decadencia de quesos y dulces. También habrá debates políticos, gastronómicos y meteorológicos, todo ello declarado «Patrimonio de la Humanidad».